1. Ayúdale con la noción del tiempo.
Facilítale un reloj o cronómetro para que controle el tiempo que tiene que dedicar a cada tarea.
Acuerda y prioriza previamente la distribución de cada una de las tareas.
Sitúa en el lugar visible un calendario y horario con sus actividades diarias.
2. Establece rutinas y horarios.
Realiza diariamente las mismas actividades y en el mismo orden, de manera que sean predecibles y estables en el tiempo.
3. Divide las tareas en pasos o secuencias menores.
Recuérdale dichos pasos y supervisa su ejecución y procedimiento.
Pídele que te las repita para asegurarse de que sabe lo que tiene que hacer.
4. Elimina ruidos y distracciones.
Proporciónale un lugar para realizar las tareas tranquilos y limpio de objetos que puedan distraerle.
5. Revisión de las tareas
Es importante que se responsabilice de sus deberes y obligaciones.
Por ello, es necesario que se acostumbre a utilizar la agenda escolar para chequear las tareas que tiene que realizar diariamente.
6. Define normas claras y las consecuencias
Consensua las normas que se establecen de forma conjunta.
Marca qué actitudes y comportamientos van a tener una recompensa.
Hazle conocedor de lo que conlleva no respetar las normas.