jueves, 16 de febrero de 2017

RESILIENCIA EN NIÑOS: 10 consejos para fomentarla

Entendemos por Resiliencia la capacidad del ser humano para afrontar las adversidades de la vida, superarlas y salir fortalecido de la experiencia. No se trata de una capacidad innata que se tiene o no se tiene, sino que es algo que podemos aprender y desarrollar, y que debemos fomentar desde la infancia. Esto no implica que un niño resiliente no experimente dolor o angustia. Todo trauma, pérdida o cambio importante llevará asociado cierto dolor emocional que variará en función de las circunstancias. Se trata de aprender a manejar la situación, sobreponerse a ella, transformarla y salir fortalecido.


A continuación se exponen algunos consejos para desarrollar la resiliencia en los niños: 
  1. Hacer amigos

    • Enseña a tu hijo a establecer relaciones con sus iguales, a hacer amigos y mantenerlos. Al mismo tiempo, asegúrate de que tiene una red familiar sólida en la que se siente amparado y aceptado tal y como es. En la escuela, es fundamental prestar atención a los posibles niños aislados y actuar en consecuencia. Las relaciones interpersonales fortalecen la resiliencia en los niños y les dotan del apoyo social necesario para hacer frente a la adversidad.
  2. Ayudar a los demás

    • Ayudar a los demás permite a los niños sentirse valorados y útiles. Pequeños trabajos voluntarios o tareas adecuadas según su edad pueden contribuir a desarrollar esta habilidad.
  3. Mantener una rutina

    • Establecer y seguir una rutina diaria reconforta a los niños y les proporciona seguridad, especialmente a los más pequeños, ya que les permite saber que están cumpliendo correctamente con sus tareas.
  4. Descansar

    • Tener y seguir una rutina es importante, pero también lo es saber cuándo tomarse un descanso y hacer cosas diferentes. Tan importante es estudiar como jugar, divertirse y dar rienda suelta a su creatividad. La clave está en el equilibrio.
  5. Cuidarse

    • Debemos inculcarles desde pequeños la importancia de cuidarse a ellos mismos a través de la alimentación, el deporte, el juego o el descanso. No debemos olvidar que los adultos somos modelos para ellos, por lo que debemos predicar con el ejemplo.
  6. Fijarse metas

    • Ayúdales a que establezcan desde pequeños metas y objetivos razonables en su vida y a que avancen paso a paso hacia ellos. Recibir elogios por sus progresos les permitirá centrar su atención en los logros y desarrollar la percepción de autoeficacia y confianza en sí mismos para salir adelante ante los desafíos de la vida.
  7. Fomentar una autoestima positiva

    • Recuérdale cómo supo lidiar con éxito con las dificultades en el pasado y ayúdale a comprender que los desafíos de la vida le permiten desarrollar el aprendizaje y la fortaleza que necesita para manejar los desafíos futuros. Ayúdale a que aprenda a confiar en sí mismo tomando sus propias decisiones y resolviendo sus problemas. Enséñale a tomarse las cosas con humor y a reírse de sí mismo.
  8. Actitud positiva ante la adversidad

    • Incluso en los momentos más dolorosos, ayúdales a ver las cosas con una perspectiva más amplia y a largo plazo. Los niños tienen dificultades a la hora de imaginar el futuro, pero es importante hacerles ver que la situación actual es pasajera, y que el futuro puede traer cosas muy positivas a sus vidas. Fomentar en ellos una actitud optimista les permitirá focalizarse en el lado bueno de las cosas y a querer seguir adelante incluso en los momentos más duros.
  9. Autodescubrimiento y autoconocimiento

    • Los momentos difíciles brindan la oportunidad a los niños a aprender más sobre sí mismos. Ayúdale a que sea consciente de que la manera que tiene de afrontar la adversidad es una prueba de su fortaleza.
  10. Aceptar que el cambio es parte de la vida

    • Los cambios de prácticamente cualquier tipo pueden ser muy traumáticos para niños y adolescentes. Debemos ayudarles a ver que el cambio forma parte de la vida y que las metas que han demostrado ser inalcanzables puedes sustituirse por otras igualmente válidas.
Fuente consultada: Asociación Americana de Psicología

El Cerebro ejecutivo en el TDA-H

No todos los niños con Trastorno por déficit de atención e Hiperactividad (TDAH)  tienen dificultades sociales, problemas en el aprendizaje, problemas de ansiedad, estrés, depresión,  o presentan trastornos de la conducta, por lo cual, estos niños pueden tener el Síndrome de TDAH, pero ese síndrome NO va a generar impacto en su vida cotidiana y afectar a su calidad de vida y funcionalidad, con lo cual en estos casos: NO hay trastorno.
Esto es muy importante, porque hablamos constantemente del trastorno del  TDA-H y no debiera ser así, debiéramos hablar del Síndrome hiperactivo con déficit de atención y el trastorno va a depender de cada sujeto y sus circunstancias.
 La cuestión aquí sería ¿de qué depende normalmente el trastorno? En estos casos el trastorno va a depender por un lado; de su capacidad intelectual, a veces una capacidad intelectual muy potente puede ser un problema (una inteligencia al servicio de la falta de control, en la adolescencia, puede ser en lugar de un factor de prevención, puede ser un factor de riesgo para un niño con TDAH,) de su carácter; no es lo mismo un niño que sea internalizante (problemas de tipo introversión, afectivo, ansiedad, ..) a que presente problemas externalizantes o hacia afuera como falta de control (problemas de conducta, impulsividad, hiperactividad, agresividad..). En el caso del segundo grupo suelen más disfuncionales que los primeros y suelen demandar las familias más apoyos externos.



                                  
También va a depender de la expresión de los síntomas, esto es, que no todos los niños con TDAH se expresan de la misma manera, la expresión de los síntomas es totalmente diferente en cada niño.
Estamos siempre buscando el estándar del niño con TDAH, y no existe un perfil único o un perfil estándar de TDAH. La expresión y la respuesta conductual, emocional, académica, social y familiar es diferente en cada niño. Pero, ¿Qué mecanismos son entonces los que fallan en el TDAH? La respuesta a esta pregunta es: el área frontal del cerebro.
Es en esta zona donde se localizan las funciones superiores del ser humano. Aquellas funcionen que regulan las conductas más complejas: planificación, organización, secuenciación, relaciones causales, el razonamiento, el pensamiento deductivo, etc, es decir, aquellas funciones superiores y ejecutivas.
La configuración de las funciones del cerebro está determinada por su localización.  Las conductas reflejas, e instintivas se localizan en la parte inferior, en el Cerebro Instintivo, áquel que que regula las conductas de supervivencia. El Cerebro Emocional es el cerebro que se dedica a procesar las emociones: la ira, la rabia, la alegría, el deseo, etc. Se activa en situaciones de placer, alegría, tristeza, pena, etc. La regulación de estas emociones estaría a cargo de la tercera entidad de la que se compone el cerebro:

El Cerebro ejecutivo
Es el más desarrollado y complejo. Es el cerebro que estamos midiendo cuando hacemos las pruebas de capacidad intelectual. Lo que hacemos es medir las consecuencias (anticipar las consecuencias de mis actos o de mis pensamientos y las respuestas de los demás), la capacidad para concentrarnos y focalizar la atención (y nos permite establecer un plan de acció), dirigirnose a ese plan de acción con perseverancia y con voluntad,  tolerar la frustración, e inhibir tanto la conducta como las emociones y las pulsiones.
Pues bien, todo lo desarrollado anteriormente se resume en que, todo depende de los lóbulos frontales y más concretamente de la zona prefrontal, centro neurálgico del comportamiento dirigida. Pero haciendo referencia a la inteligencia ejecutiva, se puede decir, que es quién recibe las propuestas, las ocurrencias, las presiones la inteligencia generadora, seleccionándolas y comparándolas según en el momento donde se encuentren.
Los lóbulos frontales (y prefrontales) tienen una gran importancia  en el organismo, que se ha ido investigando durante mucho tiempo. He aquí donde está la cuestión, donde hemos dado un gran salto evolutivo, porque hemos pasado de ver el mundo a través de las representaciones mentales y hemos conseguido la capacidad de cambiar el mundo a partir de representaciones mentales.
Por tanto los niños con TDAH inicialmente son muy capaces cuando no hay afectaciones a nivel de inteligencia,  pero cometen errores continuamente y no aprenden de ellos, por lo están continuamente generando trastornos, es decir, sus herramientas cognitivas no le permiten adaptarse al entorno, lo que entendemos por inteligencia práctica o funcionalidad.
Dentro de estos Sistemas Ejecutivos, están los Sistemas de Atención, y dentro de los de atención están los Sistemas de Concentración, en los Sistemas de Atención, estos niños no tienen ningún problema, sino que el problema radica en el primero y por tanto interfiere en el segundo y el último.      
         
El Sistema de Alerta Atencional (Sistema Atencional)
Es lo que nos permite atender a todo a la vez sin concentrarme en nada en concreto. Es decir, atendemos a todos los estímulos del entorno a modo de barrido pero sin focalizar la atención en ninguno en concreto. Esta capacidad de inhibir los estímulos "irrelevantes" es una respuesta adaptativa innata, si focalizásemos toda nuestra atención en todo lo que ocurre a nuestro alrededor, nuestra capacidad para procesar la información y elaborar respuestas se saturaría y dejaríamos de ser funcionales. Por ello, nuestra atención se focaliza de manera natural al hacer estos barridos sólo en aspectos que consideremos importantes, llamativos, de supervivencia, atractivos, motivantes, o que de manera voluntaria hacemos el esfuerzo por focalizar la atención en la tarea sobre la que vamos a trabajar, etc.    
Por eso es imprescindible corregir el mito de que los afectados por TDAH que presentan déficit de atención tienen problemas para atender. Esto no es así, es más, son especialistas en la atención como se puede observar en algunas situaciones donde ante estímulos atractivos son capaces de mantener l atención sostenida durante tiempos muy prolongados) sino que tienen dificultad en la Concentración, en la Organización, en la Planificación, en la perseverancia, en la Capacidad de Esfuerzo, en la Voluntad, en la Capacidad de Inhibirse, tanto su pensamiento como su conducta, pero no en la capacidad para atender, al revés, son monstruos atendiendo.
Es decir, estos niños no presentarían ningún trastorno ni problema académico, si la información y las materias académicas, se les presentasen  de forma distinta como los soportes audiovisuales (documentales, películas, programas, pizarras digitales, realidades virtuales).
En estos casos estos niños no tendría problemas para atender, no les generaría fatiga, ofrecería mucha menos resistencia y además podrían operar con esa información. Por el contrario estamos dedicando mucho tiempo, muchas horas y mucha energía, mucho desgaste y mucho roce en utilizar materiales analógicos y tradicionales,  que suponen barreras atencionales, estimulares y motivacionales para este tipo de niños.
Por tanto, esta sería una estrategia en la medida de lo posible para fomentar y ampliar el rendimiento atencional y de concentración en estos niños con TDAH, pero siempre llevándolo a cabo, monitorizado por el adulto, con una estrategia docente detrás, y con unos objetivos claros de aprendizaje.

BIBLIOGRAFÍA
José Ramón Gamo. "Medidas de Intervención en el aula y estrategias para padres I". Director técnico de la Fundación Educación Activa, director pedagógico del centro CADE.