miércoles, 29 de marzo de 2023

NO PUEDE SENTARSE...

Gillian: es una niña de siete años que no puede sentarse en la escuela. Se levanta continuamente, se distrae, vuela con los pensamientos y no sigue las lecciones. Sus profesores se preocupan, la castigan, la regañan, premian las pocas veces que está atenta, pero nada, Gillian no sabe sentarse y no puede estar atenta. 


Cuando llega a casa, mamá también la castiga.Así que Gillian no sólo tiene malas notas y castigo en la escuela, sino que también los sufre en casa. Un día, la madre de Gillian es llamada a la escuela. La señora, triste como quien espera malas noticias, la toma de la mano y va a la sala de entrevistas. Los profesores hablan de enfermedad, de un trastorno evidente. Quizás es hiperactiva o tal vez necesite un medicamento. 

Durante la entrevista llega un viejo profesor que conoce a la pequeña. Pide a todos los adultos, madre y colegas, que lo sigan a una habitación contigua desde donde todavía se la puede ver. Al irse, le dice a Gillian que volverán enseguida y le enciende una vieja radio con música. Como la niña se encuentra sola en la habitación, inmediatamente se levanta y comienza a moverse hacia arriba y abajo persiguiendo con los pies y el corazón la música en el aire. El profesor sonríe mientras los colegas y la madre lo miran entre confundidos y compasivos, como a menudo se hace con los viejos.

Entonces él dice: "¿Ven? Gillian no está enferma, ¡Gillian es bailarina!". Le recomienda a la madre que la lleve a una clase de baile y a sus colegas que la hagan bailar de vez en cuando. Ella asiste a su primera lección y cuando llega a casa le dice a su mamá: "Todos son como yo, ¡allí nadie puede sentarse!" En 1981, después de una carrera de bailarina, de abrir su propia academia de baile y recibir reconocimientos internacionales por su arte, Gillian lynne se convierte en la coreógrafa del musical “Cats”. Ojalá todos los niños “diferentes” encuentren adultos capaces de acogerlos por lo que son y no por lo que les falta”.


Fuente: Anadahi Tdah Gasteiz 

martes, 14 de marzo de 2023

Día de las Altas Capacidades Intelectuales

Tener altas capacidades no significa sacar siempre muy buenas notas y llevar una vida fácil. Son muchos los esteréotipos erróneos acerca de este don que muchas veces acaba disfrazado. Estamos acostumbrados a movernos en la normalidad, y muchos de estos niños no son ayudados cómo deberían. La historia de Mario, es el relato de un niño con altas capacidades que sufre por ser distinto y que no sabe lo que le pasa. Hoy su malamadre, de manera anónima, nos cuenta cómo vive Mario su día a día. 

Mario está nervioso, son las once y media de la noche y lleva acostado ya dos horas. No puede dormir, lo intenta, lee, su mamá le hace masajes en la espalda, se levanta, toma un vaso de leche y se vuelve a acostar.

Tan sólo tiene 5 años y ya padece ansiedad e insomnio y problemas emocionales. No sabe por qué se siente así. A la mañana siguiente, al despertarse, no quiere ir al cole, le dice a su mamá que no le gusta, que se aburre. Su mamá si sabe por qué Mario se siente así, pero Mario es demasiado pequeño para comprenderlo. Desde que nació siempre ha sido de esos niños que todo el mundo llama “espabilado”. Además de un lenguaje muy precoz, Mario aprendía rápido, él solito, sin enseñarle.

Sus papás atónitos intentan asimilar esta situación nueva e intentan ayudarle en todo lo que les demanda y comienzan a ver que está situación les viene grande. Mario hace preguntas inusuales, preguntas muy difíciles de explicar a un niño de su edad.Con cinco años les pregunta a sus papás “¿por qué se mueren las personas?, ¿dónde se van esas personas cuando se mueren?”.

Mario con cinco añitos y medio ya sabe leer, escribir, sumar, restar y ahora quiere multiplicar. Tiene intereses que no son compatibles con los niños de su cole, sus compañeros no lo entienden, él se lo dice continuamente a sus papás mientras llora, llora porque no sabe lo que le ocurre, no sabe lo que le pasa.

En clase se aburre, pero se aburre de una manera desorbitada, tanto que esto le hace evadirse de la clase y trasladarse a su mundo imaginario, allí es feliz. Pasa los recreos solo. A veces Mario intenta integrarse en el grupo pero ningún compañero quiere jugar a lo que a él le gusta, a veces se ríen de él, se ríen porque es diferente: “…pero, ¿qué dice éste? ¡No entiendo una palabra de lo que dices! Eres un poco raro, ¿no?…”.


A pesar de todo esto Mario mantiene la compostura, quiere dar la talla en el cole y toda esta tensión acumulada desgraciadamente la suelta en casa. Después de 3 años sin pañal Mario ha vuelto a hacerse pis en la cama. Sus papás están desbordados. Se han convertido en auténticas enciclopedias andantes acerca de niños de altas capacidades.

Sí, Mario tiene altas capacidades. Muy lejos de lo que todo el mundo tiene idealizado sobre cómo es un niño de altas capacidades, Mario tiene un problema. Nadie en la escuela lo ha detectado, nadie se ha dado cuenta de que hay que echarle una mano. Nadie tiene las herramientas para ayudarle. A veces Mario tiene que soportar como una losa etiquetas como “despistado”, “vago”, “llorón”, “rebelde”, “raro”, etiquetas que tapan lo que a Mario le sucede, porque necesita ayuda, y pronto.


El caso de Mario no es un caso aislado, las escuelas están llenas de niños en esta situación, pero no se detectan porque la mayoría de las veces esto que se considera un don se disfraza. Se disfraza a no ser que alguien los ayude, porque si no estos niños se ven abocados al fracaso, a secuelas emocionales y problemas de conducta e incluso a fatales desenlaces.


 
Fuente: https://clubdemalasmadres.com/ellas-opinan-ninos-con-altas-capacidades/